No tengo ganas de subir nada nuevo, así que subo esto que ya tengo escrito y en paz. Venga, majetes.
(Ah si, mañana ya podréis comprar el otro)
Mediados del siglo XIX, el
biólogo y barbudo inglés Charles Darwin publica El origen de las especies, libro que, en resumidas
cuentas, dice que venimos del mono. Esta nueva concepción del ser humano
chocaría, como es obvio, con la teoría creacionista de Adán y Eva: Dios hizo el
mundo en seis días (el séptimo descansó) y creó al hombre y la mujer a su
imagen y semejanza, lo que nos convierte en sus favoritos. Desde que salió ese
libro, ha existido un continuo pulso entre el evolucionismo y el creacionismo
que perdura hasta nuestros días. En España la balanza (al menos hasta ahora) se
inclinaba hacia lo que decía el de las barbas, pero con la reforma educativa de
nuestro queridísimo señor Wert, la cosa cambia: la religión empieza a tener un
mayor peso dentro del sistema educativo.
El
día veinticuatro del pasado mes, el Boletín Oficial del Estado publicó una
resolución del Ministerio de Educación, Cultura y Deporte respecto a la
enseñanza de la religión católica en la educación primaria y bachillerato. Dejando
de lado lo que se enseña en la escuela y el instituto, que se puede resumir en
que se adoctrina al alumno a adorar a Dios y asumir que este es necesario para
alcanzar la felicidad; voy a ir a lo verdaderamente grave: lo que nos quieren
hacer creer en bachillerato.
Con
la nueva reforma educativa si queremos seguir estudiando una vez que acabemos
la ESO, nos encontraremos con un dilema: qué teoría elegir. Por un lado
tendríamos el evolucionismo, en ciencias del mundo contemporáneo, y por el otro
el creacionismo, en religión. Esta segunda opción, exige en sus criterios de calificación que el
alumno reconozca la creación divina del cosmos y la negación de que esta creación
venga dada por el azar, como sostiene la otra teoría evolucionista. En resumen,
que si quieres aprobar te lo tienes que creer, casi casi como en la Edad Media.
De aquí a nada todos con antorchas a la calle a quemar brujas.
Lo
peor es el dilema que se crea dentro del alumno, que, como pasa en Estados
Unidos, no sabe si creerse lo que dice la Santa Biblia o el hecho científico de
la evolución. Una cosa son las creencias de cada uno, y la otra es intentar
imponer tu fe ante algo que está más que comprobado. No nos equivoquemos,
España no es un país laico, es un país aconfesional sin una religión oficial
secundada por el Estado, pero donde la Iglesia sigue teniendo su peso. Y me da
a mí que aquí ha metido algo de mano.
Nos
quieren hacer negar que vengamos del mono, y paradójicamente van a conseguir
que nos convirtamos en simios. Qué curioso ¿No?
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